Emilio Lechuga

Padre, abogado, amigo. Epicúreo. apasionado de la buena mesa, la naturaleza y el buceo.

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¿Cuál es tu comida favorita? Huevos con patatas, fritos ambos en aceite de oliva. Cualquier pescado fresco al carbón o al horno. Setas a la plancha.

¿Y la que más detestas? El pepino, es lo único que no tolero.

Si pudieras elegir, ¿Qué comerías ahora mismo? Estamos en invierno, un caldo de puchero bien caliente con hierbabuena para calentar el cuerpo, después jamón ibérico 5J, queso curado y una copa de vino tinto.

¿Recuerdas cuál fue el primer restaurante que visitaste? Mis primeros recuerdos de restaurantes van asociados a los bares de pescadores de La Punta del Moral cuando era aldea y aún no era un destino turístico, y comíamos pescado del día en las barbacoas de carbón, y pulpo seco.

¿Y ese al que volverías sin dudarlo? Ispal, en Sevilla.

Ahora, un restaurante que no recomendarías ni a tu peor enemigo. Cualquiera que no cuide el producto y el trato al cliente.

Un sitio por conocer. Arzak y Aponiente.

Tu bebida favorita. Según el momento. Para saciar la sed, Agua. Para disfrutar, un buen vino maridado con la comida a la que acompañe

Tu primera copa fue de … Terrible si lo pienso ahora… Licor 43 con zumo de piña.

¿…. ¿Y la última? Oban 14 años, con hielo.

¿Te defiendes en la cocina? Bastante bien.

El plato que mejor te sale. Mi puchero merece la pena.

Una película / espectáculo / libro que te dé hambre. Cualquier programa de cocina.

Una película / espectáculo / libro que te revuelva el estómago. Tesis, de Alejandro Amenábar.

Un aroma de la infancia. El olor a césped, a hierba fresca recién cortada, al llegar a la grada del estadio Benito Villamarín.

¿Qué pedirías en tu última cena? Algo frugal y mucho vino tinto.

¿Qué tres cosas no faltan nunca en tu nevera? Huevos, fruta del tiempo y verdura.

¿Qué plato no soportabas de pequeño y ahora te encanta? Las alubias.

¿Qué le falta a la gastronomía sevillana para despegar? Aprecio un salto importante en los últimos tiempos. Aún queda, pero le falta terminar de desprenderse de la caspa, creérselo de verdad, y una clientela local que valore y esté dispuesta a pagarlo.

La asignatura pendiente del turismo en Sevilla. Falta imaginación e innovación, entender que sería bueno salir del círculo vicioso de lo tradicional.

¿…y de la gastronomía sevillana? Reivindicar el sello propio de la cultura de la Tapa.

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