Javier Moreno

 . . . . 

¿Cuál es tu comida favorita? Un vaso de gazpacho con picos o pan y un arroz marinero caldoso.

¿Y la que más detestas? El queso.

Si pudieras elegir, ¿qué comerías ahora mismo? Una tortilla de patatas jugosa con un chorreón de aceite de oliva. Y una leche de tigre.

 ¿Recuerdas cuál fue el primer restaurante que visitaste? Si mal no recuerdo, ir con mi padre padre en verano al “Échate pallá del Tiro de Línea (me lo aceptan como restaurante, por favor).

¿Y ese al que volverías sin dudarlo? Un par de freidurías del Arenal, la arrocería del Mercado de Triana.

Ahora, un restaurante que no recomendarías ni a tu peor enemigo. Lo llevaría a comer adobo en Blanco Cerrillo para hacerlo incondicional de mi causa.

Un sitio por conocer. Las exrepúblicas soviéticas que terminan en “kistán” y Oriente Próximo.

Tu bebida favorita. Cerveza y Campari con naranja.

Tu primera copa fue de … Debió ser una ginebra de pésima calidad.

¿Y la última? Un rioja.

¿Te defiendes en la cocina? Sí, no pasaría hambre.

El plato que mejor te sale. Gazpacho y algunas recetas de pasta.

Una película / espectáculo / libro que te dé hambre. Un buen programa de televisión de viajes con visita a mercados.

Una película / espectáculo / libro que te revuelva el estómago. Esos de la tele en que un cocinero conocido pasa el dedo por el extractor de humos para medir el grosor de la capa de grasa.

Un aroma de la infancia. Los calamares con patatas de mi madre y las croquetas de jamón de mi abuela.

¿Qué pedirías en tu última cena? Estar rodeado de gente querida.

¿Qué tres cosas no faltan nunca en tu nevera? Embutidos, yogures y huevos.

¿Qué plato no soportabas de pequeño y ahora te encanta? Gazpacho.

¿Qué le falta a la gastronomía sevillana para despegar? Referentes claros, autenticidad.

La asignatura pendiente del turismo en Sevilla. Definir su identidad sobre conceptos fáciles de comprender.

¿…y de la gastronomía sevillana? Apropiarse sin miedo de lo que es suyo (productos, recetas, cómo la disfrutamos…), un poco de reflexión para simplificar el mensaje y cerrar un puñado de bares y restaurantes.

Ir arriba