Dónde conviven bares y cofradías

Nuestra biblioteca sigue creciendo, a base de buscar publicaciones que hablen y comenten de alguna parcela de la gastronomía de Sevilla, en clave de platos, de productos o de espacios. Por ello, desde el comienzo de la Cuaresma, incorporamos a nuestro inventario el número 15 de la revista Nazarenos, bajo el título Cofradías+Bares, que analiza la relación de la hostelería sevillana con los miembros y la vida de sus hermandades, en un papel acogedor y cómplice de las actividades de estos colectivos.

La imagen de portada de la revista lo dice todo: el mostrador de una barra de bar, con dos cañas de cerveza medio llenas y un platito de aceitunas para acompañar. Nada más sevillano que este ambiente en plena primavera, presentado en blanco y negro como ambientación de las rancias  tabernas, que hoy día por fortuna sobreviven.

Gastronomía cofrade, una cultura de peso en Sevilla, dónde junto a cervezas y vinos a granel, se han servido durante años aceitunas aliñás, tapas de ensaladilla, altramuces, pavías de bacalao, espinacas, etc., dando  calor y acogida no solo en esos previos de cultos y de juntas de gobierno, sino también de grupos familiares en los días de la Semana Grande. Han sido y son hostelería imprescindible para estos tiempos intensos de nuestra tierra.

En magníficas imágenes, la revista hace un recorrido por las viejas tabernas y bares clásicos del centro de Sevilla, aquellos que por historia, situación y ambiente se relacionan con la cultura cofrade, que han sido y son puntos de encuentro de la cofradía del barrio, lugares en los que se han organizado además presentaciones de carteles, tertulias, reuniones, entregas de premios e incluso conciertos.

Y en los artículos se alude también a la repostería cofrade propiamente dicha: torrijas, gañotes, pestiños, roscos de vino, etc. Ayuno de carne con el protagonismo del pescado y los guisos de vigilia.

En Sevilla las hermandades han vivido y crecido bajo el refugio de estos sitios en buenos y malos momentos, aunque la revista advierte que los bares no se hicieron para las cofradías ni viceversa.

 

 

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