EL MANIFIESTO DE LA NARANJA SEVILLANA, POR EL ACADÉMICO MANUEL SALINERO

“La naranja, tesoro de nuestra historia y cocina”, es el lema elegido para las XXIII Jornadas Gastronómicas de los Hoteles de Sevilla y provincia, centradas en este cítrico milenario como protagonista.

Y en virtud del convenio que mantenemos con la Asociación de Hoteles de Sevilla y provincia, organizadora del evento, nuestra Academia se ha unido al homenaje a la naranja sevillana, con este singular manifiesto, escrito por su secretario, Manuel Salinero, abogado de profesión, que cita historia y leyendas, expansión comercial, presencia en la literatura, propiedades saludables, culturales y medioambientales de nuestra naranja, y sin olvidar su “exportación gastronómica” a otras cocinas y elaboraciones, llevando el nombre de Sevilla.

 

Manifiesto a favor de la Naranja de Sevilla

Por el académico Manuel Salinero

Decía el poeta chileno Pablo Neruda en su Oda a la naranja:

A semejanza tuya,
A tu imagen,
Naranja,
Se hizo el mundo:
Redondo el sol, rodeado
Por cáscaras de fuego:
La noche consteló con azahares
Su rumbo y su navío.
Así fue y así fuimos,
Oh tierra,
Descubriéndote,
Planeta anaranjado.
Somos los rayos de una sola rueda
Divididos
Como lingotes de oro
Y alcanzando con trenes y con ríos
La insólita unidad de la naranja.

 

La naranja. Sevilla. Amarga y dulce en esa dualidad tan omnipresente en una ciudad que vive soñando en el olor y el color del azahar que inunda sus calles de alegría proclamando la pronta llegada de su Semana Grande.

Sin duda la naranja forma parte indisoluble y sustancial de la urbe hispalense. Basta pensar en lugares como la Plaza del Triunfo, la de Doña Elvira, la de la Alianza, la de Santa Cruz, el Patio Banderas, los Patios del Salvador, de la Doncella o el inigualable Patio de los Naranjos de nuestra Catedral. Dicen que los más olorosos son los que están en La Gavidia junto a Daoiz.

Un poco de historia: la leyenda de la naranja enlaza con el árbol de las manzanas de oro y con Hércules, fundador de la ciudad según la mitología griega, y que entre los 12 trabajos que le encomendó el rey Eurísteo debía abatir al dragón Ladón para conseguir la manzana de oro del Jardín de las Hespérides. Esa manzana se vinculó a la naranja por su color y Hércules se alimentó a base de ellas en la batalla, de las que obtuvo su fuerza. Antes de afrontar la última misión, sacando al perro Cerbero del infierno descansó en Sevilla con su manzana dorada, la naranja.

Nace en Asia y  llega a Europa a través de la Ruta de la Seda. El árbol se importa de China por comerciantes genoveses sobre el siglo X, es después impulsado por los musulmanes, que no lo hacen interesados en su belleza, olor o en sus frutos, sino en la tradición que lo acompañaba: aseguraba la felicidad de su dueño, lo cual fue el motivo de su rápida expansión por Al-Andalus.

Fue entre 1172 y 1186 cuando entra a formar parte importante de la religión musulmana en Isbiliya.

Ya les cantaba entonces el poeta Ibn Jafaya:

Entre ramos de esmeralda,
Como globos de rubíes.
Parece que las naranjas
Ya maduras se derriten.
Y vino puro y dorado
Del fresco seno despiden,
Mientras que suavemente
Las mece el aura apacible.
¿Quién, como en puras mejillas,
en ellas besos no imprime?
¿A quién no encanta su olor
más que el olor del almizcle?

Los naranjos pasaron a mediados del siglo XII de los patios particulares a los lugares religiosos. El del Salvador era el patio de abluciones de la mezquita Ibn Adabbas que había construido Abd al-Rahman II. Proporcionaron la sombra a los sahn musulmanes, que combinaban con fuentes de agua para desprenderse de lo terrenal y purificarse antes de comunicarse con Alá por la oración.

Ya en ese siglo se construyó el Patio de los Naranjos en la que fuera mezquita almohade. Eran también fundamentales como elemento ornamental de la Isbiliya de Al-Andalus.

Cantaba  entonces el poeta de los reinos de Badajoz Ibn Sara as-Santarini

¿Son ascuas en las ramas,
que así parecen más lozanas,
o mejillas que enseñan las hermosas?
¿Ramas que se cimbrean o tiernos talles,
por cuyo amor me esfuerzo?
Muestra sus frutos el naranjo,
como lluvia de lágrimas
que la pasión ardiente tiñe de rojo;
sólidas gemas que si se licuasen, serían vino,
y las manos que lo escancian brazaletes

 

Actualmente, unos 40.000 se reparten por la ciudad, llenándola con el naranja de su fruto, el blanco de sus flores y el verde oscuro de su hoja perenne.

Su aportación. Hasta la Edad Media su uso era básicamente medicinal, elaborando con sus flores aceites y esencias curativas.

La naranja es la estrella de la frutería. Proviene del Citrus Sinensis, originario de China. Vasco de Gama introdujo nuevas variedades, de mayor calidad y mucho más dulces y sabrosas. Luego los españoles la llevaron a América creando a su vez muchas más.

Su árbol ayuda a combatir la contaminación y el ruido y da cobijo a numerosas aves como el herrerillo.

Cantaba Miguel Hernández al naranjo: 

Naranjo

Eres tú el árbol
de las manzanas
de metal pálido
del jardín de las Hespérides.
Eres tú el árbol
de los cien ojos:
vegetal argos,
parón real.
Eres tú el árbol
de la nieve caliente
y la arena glacial
Cómo yela la nieve caliente,
Y cómo quema la glacial arena.
Eres tú el árbol
oro y redondo: del Mediodía
el molde exacto
del Mediodía. 

 

Se emplea también en la elaboración del vino de naranja y en licores, como el Curacao o el Cointreau. Y el fantástico Grand Marnier, mezcla  de coñac y esencia de naranja amarga y base de esas excepcionales crepes suzette,  originadas cuando por accidente en una mesa del monegasco Café de París en que estaba presente el príncipe de Gales, futuro rey Eduardo VII, Charpentier prendió fuego a los licores. Ese postre que siempre ha sido distintivo de grandes restaurantes de hotel con elaboración en la mesa con distinción exquisita.

Su consumo natural es fresca, tal cual.

La pulpa de la naranja dulce combina su jugo y su dulzura con un toque de acidez, y cada gajo se convierte en una explosión de sabor, de vitalidad, recordándonos toda la belleza y los aromas de Sevilla

Rica en vitamina C y antioxidantes fortalece nuestro sistema inmunológico. Consumirla desayunando ayuda a millones de personas en el mundo a afrontar con mucha más fuerza y energía los desafíos de cada día.

Sin la naranja la gastronomía sevillana sería diferente, su creatividad culinaria no tendría el mismo sabor.

Pero la naranja amarga siempre irá también asociada a la mermelada. Su uso como tal comenzó con los tripulantes de barcos escoceses que venían al Sur a comerciar con minerales. En inglés la mermelada se dice jam, pero solo hay una que se denomina mermelada, la Sevilla Orange Mermelade, hecha exclusivamente de naranjas sevillanas. Y con ella suena a recuerdo de monjas de Santa Paula o a la familia real británica, en otra dualidad imposible.

Nuestros magníficos hoteles y sus restaurantes muestran la enorme y simpar riqueza de esta fruta e impregnan al visitante de su olor, su color y el placer de degustarla.

Y el amor, siempre el amor.

 

Decía Lope de Vega

Naranjitas doradas
coge la niña, coge la niña,
Y el amor de sus ojos
perlas cogía.
Arrojóme las naranjitas
con los ramos del blanco azahar,
arrojómelas, arrojéselas
y volviómelas a arrojar.

El arte. La naranja además está presente en la elaboración artística, inspirando la pintura, la literatura o la música. Esos naranjos de un patio de Sevilla a los que cantan los poetas. O algunas de las obras del Museo del Prado, como la naranjera por la que brindan los majos en La Merienda de Goya, los bodegones de Luis Eligio Meléndez o Un Ramo de Naranjas de Rafael Romero, que pinta el padre de Julio Romero de Torres en su etapa en nuestra Villa.

La naranja sevillana es un símbolo de excelencia, embellece todo el entorno en el que crece y recuerda siempre la madre naturaleza, creando en nuestra ciudad una atmósfera mágica que la envuelve y que enamora a todo visitante, embriagado por la belleza de sus rincones poblados de naranjos.

Como decía Machado:

Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!
Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
Naranjo en la corte, ¡qué pena da verte
con tus naranjitas secas y arrugadas!.

Fresco naranjo del patio querido,
del campo risueño y el huerto soñado,
siempre en mi recuerdo maduro o florido
de frondas y aromas y frutos cargado!

 

La naranja también es sostenibilidad. Los agricultores han ido adaptando prácticas agrícolas para que la producción sea cada vez más respetuosa con el medio ambiente.

La naranja sevillana es mucho más que una fruta. Es un emblema de nuestra cultura y un testimonio de nuestra historia. Es un regalo cuyo sabor y olor nos harán recordar siempre la riqueza de esta tierra y de su gente.

Y terminemos con Lorca, Federico decía en su poema La lola:

Bajo el naranjo, lava
pañales de algodón.
Tiene verdes los ojos
y violeta la voz.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
El agua de la acequia
iba llena de sol,
en el olivarito
cantaba un gorrión.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
Luego cuando la Lola
gaste todo el jabón,
vendrán los torerillos.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!

 

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