Arquitectura del olivar: el ejemplo de la Serranía Suroeste Sevillana

Hablamos hoy de uno de los estudios más necesarios y representativos de la concentración de patrimonio histórico de la provincia. Se trata del libro “Patrimonio Etnológico y Actividades Tradicionales en la Serranía Suroeste Sevillana”. Se publicó en 2007 por el Grupo de Desarrollo Rural de esta comarca, con la colaboración entre otros del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Está prologado por nuestra compañera académica Teresa Benítez Lora, gerente del GDR Serranía Suroeste de Sevilla, y por tanto conocedora de la diversidad geográfica y la riqueza patrimonial de la zona, que conforman las localidades de Arahal, Coripe, La Puebla de Cazalla, Marchena, Montellano, Morón de la Frontera, Paradas y Pruna; comarca que conserva casi la totalidad de la arquitectura rural vinculada al olivar sevillano, y perteneciente a los siglos XVIII al XX.

Junto a una contextualización geográfica, la publicación estudia el patrimonio etnológico y la cultura tradicional vinculada al sector olivarero sevillano desde hace cientos de años, tras el paso de diversas civilizaciones. Se clasifican también los materiales constructivos y las tecnologías empleadas en estas edificaciones relacionadas con la explotación agroganadera de estos lugares.

Se catalogan estas construcciones en haciendas de olivar, almazaras y molinos de aceite (en sus diferentes modalidades), junto a otras edificaciones dedicadas a la actividad alimentaria (molinos harineros, tahonas, hornos o destilerías, etc). Se habla también de los oficios tradicionales y las actividades artesanales del campo en la industria del olivar.

Las características haciendas de olivar se han definido como “edificaciones situadas en explotaciones destinadas al cultivo del olivar y la vid, caracterizándose su caserío por la presencia de los molinos aceiteros y lagares, así como por las dependencias anexas necesarias para su funcionamiento y almacenaje”. Es decir, un centro de transformación de productos agrícolas que además cuenta con una zona noble (como vivienda del propietario que controlaba la producción durante la molienda, delimitando el espacio humano del agrícola). Su origen es romano.

Según el libro, el número de haciendas en la comarca de la Serranía Suroeste, asciende en la actualidad a 69, distribuidas por los siguientes términos municipales: 16 en Arahal, 5 en Marchena, 1 en Paradas, 6 en Coripe, 18 en Montellano, 22 en Morón de la Frontera y 1 en La Puebla de Cazalla. Se las confunde con los cortijos, que son una explotación cerealista, con una edificación que suele ser más sencilla.

La publicación finaliza con un glosario terminológico que nos sitúa en el mundo del olivar, sus instrumentos, sus faenas agrícolas, su maquinaria, etc.

Un conseguido estudio sobre una comarca que ha conservado un valioso patrimonio arquitectónico y etnológico olivarero, mostrándonos una herencia cultural que nos acerca al campo y al mundo de nuestro aceite de oliva virgen extra.

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