Habla el gazpacho de casa

Un plato tan sencillo como gastronómico, y tan arraigado en nuestra cultura culinaria como es el gazpacho casero, está sufriendo la competencia de numerosas marcas comerciales, que han llegado para quedarse. Vamos a preguntarle cómo lo lleva.

En plena temporada alta, ¿cuál es su estado de ánimo frente a tanta competencia en intensivo?

Pues ya lo ve, estoy bastante preocupado. Una cosa es convivir con los gazpachos envasados en minoría, listos para lo que se llama un desavío, incluso como producto gourmet, y otra cosa es que las noticias solo recojan análisis y anuncios de marcas de gazpachos que protagonizan las preferencias de los consumidores. Casi que me deprimo un poco.

Lleva usted razón: acabo de recoger de mi buzón uno de esos folletos publicitarios de los supermercados.

Así es, la industria quiere reproducir la elaboración casera, vendiéndonos el producto como natural, y para ello debe estirar su vida útil, mediante procesos relacionados con temperatura y tiempo: pasteurización o presión, cuando el origen es en frío. Unos son mejores que otros, claro. Pero yo represento al sabor y olor primitivos, y, además, no necesito envases, me acomodo al ajuar doméstico.

La gente no tiene tiempo de cocinar…

Bueno, te venden la comodidad, listo para beber. Y por ello se “subcontrata” un plato propio de casa, de muchos años. Pero ya son industriales, con marcas diferenciadas y distintos niveles de inversión en I+D. Al final, se neutraliza el valor del cariño en la cocina y el contacto humano al comprar mis ingredientes.

¿Se considera usted una víctima más del distanciamiento alimentario?

Pues sí. Los envasados olvidan los símbolos rurales, de tierra y temporalidad. Y al final, el comprador no tiene muy claro lo que se lleva a casa. Estamos perdiendo información sobre nuestros alimentos.

¿Piensa contraatacar con alguna estrategia?. La guerra es la guerra.

La verdad es que me estoy quedando sin argumentos. Ofrezco información de los ingredientes desde el origen, variedades, calidades y disponibilidades, incluso precios… luego, en casa, mostrarán su aspecto y fresco sabor que les caracteriza. En mi silenciosa refrigeración casera estoy insinuando un festín de salud, hidratación y vitaminas, que luego llevaré al vaso o plato. Yo cumplo mis promesas. Soy un gazpacho de autor, único e irrepetible.

¿Pero el tiempo de elaboración es el principal escollo, no cree?

Los tiempos de hoy son mínimos, gracias a las nuevas herramientas: batidoras y robots, neveras que enfrían y prolongan mi vida y cantidades a discreción que permiten compartirme con todos los de casa. Como comprenderá, el tiempo aquí no es relevante. Pero la gente prefiere ver las series de Netflix.

 

¿Y cómo ve su futuro?

Bueno, ahora que tengo mentores (incluso una Academia), ahora que los tomates van ganando prestigio, como el aove o el vinagre, por ejemplo, ahora me siento un tanto ninguneado, con lo que me costó llegar desde las mesas pobres a las ricas…

¿Algún comentario más?

Hacer un gazpacho es lo más fácil del mundo: tomates maduros, ajo, pimiento verde, pepino, algo de pan, sal, buen aceite y buen vinagre. Soy una joya gastronómica y nutricional, porque hidrato y alimento. Ahora mi mayor reto es seducir al cocinillas de casa y ganarlo para mi causa.

Yo siempre muestro mi interior, otros no tanto.

 

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