I Coloquio dedicado al arroz sevillano de las marismas del Guadalquivir

Dentro del programa de eventos por la proclamación de 2023 como el Año del Arroz, nuestra Academia celebró el miércoles pasado en el salón de actos de la Caja Rural del Sur, el primer coloquio del año para tratar de este alimento tan básico y señero de la provincia de Sevilla.

En el acto participaron cuatro representantes del mundo del arroz de la provincia: Mauricio Soler Escobar, presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla; Pedro Rebuelta Gómez, agricultor y presidente de la Junta Central de Regantes del Margen Izquierdo; Eduardo Martín Jiménez, secretario general de ASAJA Sevilla y Elena M. Boza Varela, dietista-nutricionista por la UPO y especialista en nutrición clínica. Actuó como conductor nuestro académico José López Alba.

Como introducción, Elena Boza describió la estructura del arroz -con amilosa y amilopectina- y la función de cada una de estas sustancias. Subrayó las propiedades nutricionales del arroz, y su papel como hidrato de carbono en la dieta diaria, cifrado en 50-55%. Todos los arroces son sanos, tienen hierro y magnesio, vitaminas B6 y B3, y contribuyen a mantener el índice glucémico en sangre. Recordó también que el arroz blanco o refinado tiene las mismas propiedades que el integral.

Como un oasis definió Mauricio Soler la comarca arrocera de Sevilla, en su papel de termorregulador de temperatura, por su producción integrada, cercana a la ecológica, y por ser filtro del Guadalquivir. Aludió a los cuatro últimos años de malas cosechas, junto a un gran incremento de costes de producción. Anunció el proyecto que permitirá calcular la huella de carbono del arroz. Y en el horizonte, conseguir la D.O. Arroz de las Marismas del Guadalquivir. Son ya 80 años sembrando arroz en Sevilla.

El último estudio socioeconómico sobre el cultivo del arroz informa que da empleo a más de 5.000 personas, con 729 millones de euros en ventas anuales, y dónde cada puesto de trabajo directo genera 1,12 puestos indirectos.

Pedro Rebuelta se refirió al agua que acompaña a la producción de arroz, que entra y sale y apenas se consume. Comentó el proyecto de traer agua del Canal del Bajo Guadalquivir, aportando agua dulce y de calidad al arrozal.  Y recordó las labores de la marisma: en marzo-abril labrar la tierra. En mayo, inundarla. Hasta octubre, cultivar el arroz, y más tarde la recolección. Luego vienen el secado, el almacenamiento del arroz, etc. De las dos variedades frecuentes, el arroz redondo se consume más en España. Y el largo se exporta.

Eduardo Martín refirió la problemática del arroz: producción en entorno complejo, advirtiendo que la marisma sin arroz sería un paraje hostil. El 70% del arroz sevillano se consume en España y el 30% se exporta a Europa, con una normativa limitante (laboral, fiscal, fitosanitaria y con alertas sanitarias). Desde 2020 está aumentando el precio de las materias primas, pero el agricultor no puede repercutir los costes. En un mercado global, el campo hoy es una moneda de cambio, con competencia ilegal, y con la anulación de la cláusula de salvaguarda (incluso con un arroz de menos controles en seguridad alimentaria).

Con las preguntas del público, se comentó la cuestión de la imagen del agricultor, un tanto estigmatizada en la actualidad, que sin embargo aquí es cercana a la industria. Y se subrayó la importancia de vender el producto autóctono, como es el arroz de nuestras marismas. Hubo también alusiones a su gran calidad.

Con este coloquio –y con la sala llena- inicia nuestra Academia un año dedicado al arroz de Sevilla. En el acto se han escuchado las voces más representativas de mundo del cultivo, producción, comercialización y alimentación del arroz sevillano, en el sector más productivo de nuestra provincia, y al que queremos apoyar.

 

 

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